Es un roadster con un motor 3.7 V6 de 328 CV, atmosférico, con el cambio opcional de siete velocidades. Dicen que gasta menos que con el manual, de hecho, es de los descapotables de esa potencia más económicos.
¿Económico quiere decir barato? No siempre, estamos hablando de un coche que cuesta, como poco, 53.350 euros. La versión probada es la más cara, 56.800 euros. Si se compara con sus competidores, entonces la percepción de su precio cambia bastante.
Para empezar, tiene un aspecto imponente. No es especialmente largo (4.250 mm), pero aparenta ser más grande. La cota quizás más exagerada es la de anchura (1.845 mm), sensación que se ve realzada por los enormes pasos de rueda, pues calza unos neumáticos 245/40 R19 delante y 275/35 R19 detrás.
Es un coche con mucha personalidad, desde luego llama bastante la atención en la calle (aunque el Nissan Cube lo hace más). Si su imagen deja indiferente, su sonido no, ya sea por el ronroneo del motor, muy agradable, o las rascadas que se marca en cualquier resalto urbano aunque cumplamos estrictamente los límites de velocidad, devorar gasolina y maltratar los límites de velocidad. Con 328 CV está claro que no es un coche para pasear.
Al insertar una marcha desde parado, se nota una mínima sacudida, no es inherente a cualquier automático. Casi toda la regulación de los asientos es manual, y no puede ser automática ni en opción.
Es un vehículo espacioso para dos personas, aunque da un poco de sensación de encajonamiento, especialmente con una estatura media y el asiento en la posición más baja.
El techo es de lona y se guarda en 20 segundos pulsando un botón y con el coche parado o a velocidad de hormiga. En conducción urbana la diferencia acústica de ponerlo o quitarlo es muy leve, en carretera ya se nota un poco más. No es especialmente ruidoso.
Se puede viajar con el techo quitado y las ventanillas bajadas a unos 80-90 km/h, por encima se sugiere subir las ventanillas. A 120 km/h el ruido es palpable, pero uno se puede acostumbrar, y si no queremos oír al acompañante, basta con ir algo más rápido. A 120 km/h o más el nivel de aire que entra con el techo plegado y ventanillas subidas es más que suficiente para no quedar achicharrado con el contundente sol.
El equipo de sonido BOSE suena bastante bien, y permite subirlo de forma que “anulemos” el ruido del viento (y el del motor). Incluso con el volumen fuerte, las vibraciones del habitáculo son contenidas, es una buena instalación.
La suspensión es dura, pero no parece incómodo. En carretera lo que más ruido hace son los neumáticos y el aire, que aunque se circula con capota ahí está, pero no es molesto aunque es perceptible.
La pantalla central es táctil y agrupa una barbaridad de funciones, es fácilmente legible con casi cualquier condición lumínica. La vamos a encontrar en más de un modelo Nissan, tampoco es algo extraordinario. La navegación entre los distintos menús me pareció intuitiva y asequible.
Un vistazo al tablero, a la parte izquierda muestra testigos y los medidores de combustible y temperatura del agua.
En cuanto a sitios para dejar cosas… en un viaje casi seguro tendremos que hacer uso de los pequeños huecos tras los asientos, donde cabe, por ejemplo, un maletín de portátil con facilidad. Los objetos cotidianos encontrarán sitio rápido, y tenemos dos huecos con tapa, el central y la guantera (totalmente de plástico).
Este coche tiene el maletero muy pequeño, son solo 140 litros, pero contamos con ellos esté el techo plegado o no. Las formas son irregulares, es poco aprovechable.
El equipaje de dos personas tiene que limitarse en la medida de lo posible, como para viajar en la cabina de un avión. No hay rueda de repuesto, sino un kit de reparación de pinchazos.